jueves, 18 de febrero de 2021

Cuando el ejemplo vale más que mil palabras. El uso del método demostrativo en la enseñanza

"Las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas"

Woody Allen

 

En otras entradas hemos visto la importancia en la elección de una metodología didáctica que pueda ayudar, lo mejor posible, a facilitar el aprendizaje de nuestro alumnado.

Vimos algunas recomendaciones o aspectos a tener en cuenta cuando utilizábamos una metodología expositiva, una metodología interrogativa, o una por descubrimiento. Realmente cuando trabajamos con adultos, y tenemos en cuenta las características de la formación eminentemente práctica que tienen de base los certificados de profesionalidad y cursos para el reciclaje continuo de trabajadores/as en activo o en situación de desempleo, vemos que la elección de una sola metodología, puede ser un error. 

Variables como:
  •  los objetivos a conseguir, 
  • el tiempo que tenemos disponible para el desarrollo de la temática,
  • el tipo de contenidos a trabajar,
  • el perfil de nuestro alumnado,  (sus conocimientos previos tiempo, experiencia, pero también el número de alumnos/as que tenemos en el grupo)
  • la modalidad de enseñanza
  • el espacio en el que trabajamos, 
  • y ahora mismo, la situación de pandemia que condiciona muchas de las prácticas educativas, nos lleva a plantearnos cómo trabajar y cuál puede ser la metodología más adecuada. 
Mi alumnado siempre me oirá decir que no hay una metodología que nos sirva para todo y en todos los momentos. Pienso que como docentes tendríamos que ser capaces de programar la sesión, teniendo en cuenta muchas de las variables que comentamos en el párrafo anterior. ¿Estáis de acuerdo? 

Como hemos ido viendo en otros post, la exposición, la interrogación, el descubrimiento pueden ser base, camino para conseguir la meta. 

En este post, y haciéndome eco de algunos/as ex-alumnos/as y compañeros/as que me siguen preguntando por la utilidad del método demostrativo, quisiera resaltar su valor, contemplando, al igual que en otras ocasiones, algunas variables que creo deben tenerse en cuenta si lo vamos a utilizar en nuestras clases presenciales.

Partiendo de la importancia de aprender haciendo y el rol del docente como guía y facilitador de procesos, descomponer el trabajo final a conseguir en varias fases, puede ayudar a los y las dicentes a identificar procesos, procedimientos para llegar  la meta. 




En estos momentos en que los nuevos escenarios educativos van cambiando (aunque en mi opinión, a veces, forzada e improvisadamente) ¿realmente estamos ayudando a nuestro alumnado a "descomponer el proceso" y permitirles experimentar, hacer? ¿Les orientamos en los procedimientos necesarios, demostrando "cómo" o nos seguimos aferrando a exposiciones teóricas que suelen alejarse bastante de la dimensión práctica que requiere la formación profesional para el empleo

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